domingo, agosto 29, 2010
El Elegido (cuarta parte)
domingo, agosto 22, 2010
El Elegido (tercera parte)
Y por cierto que Günther hizo lo que tenía que hacer. Con la mayor alegría pagó todas sus deudas esa mañana. Al terminar con el último pago era un hombre casi feliz. El "casi" estaba determinado por dos pensamientos que le roían el cerebro. No era posible ese contacto del "tercer tipo", debía estar loco. Y en segundo lugar... ¿Cómo explicar el dinero que acababa de utilizar para pagar sus deudas?. Más aún... ¡era robado! ¿Sería él un ladrón sonámbulo? No podía aceptar lo que recordaba de la noche anterior.
Pero la pantalla apareció de nuevo:
DIRÍGETE A LA CASA CENTRAL DEL BANCO DE CHILE Y PIDE HABLAR CON EL GERENTE GENERAL. SÓLO DILE TU NOMBRE. ÉL SABRÁ LO QUE TIENE QUE HACER.
Por supuesto, siguió las instrucciones al pie de la letra. Al solicitar en el Banco hablar con la persona que le indicara Solcyn, un funcionario solícito lo dejó en una elegante oficina, en el piso superior. A su encuentro salió un hombre que traslucía muy claramente su calidad de banquero. La amabilidad del trato aumentó notablemente. Cuando le dijo su nombre, de inmediato comenzó a hablar:
- "Lo esperaba, Sr. Köppen. Tengo en mi poder su envío. Quisiera que lo revisáramos para que Ud. tome alguna decisión según sea su gusto".
Y luego de decir estas palabras ordenó a un empleado traer una caja. Al abrirla, un destello, casi un relámpago de luz los iluminó. Sobre el fondo de terciopelo negro relucían un gran número de lo que hasta el más ignorante de los hombres llamaría gemas maravillosas. Eran diamantes tallados finamente de un tamaño que hacían casi retener la respiración. El banquero, sin dejar de admirar las joyas, le dijo suavemente, como un banquero le habla a quién tiene una inmensa fortuna:
-"El señor dirá cual es su decisión".
Parecía que le estuviera hablando al Señor que está en los cielos. Günther lo miró con una mirada anodina, casi estúpida. Es que estaba anonadado por la sorpresa. Y la pantalla apareció frente a él, sin que el banquero hiciera el menor gesto de verla.
Su rostro era tan amable como podía estarlo y parecía dispuesto a esperar su decisión por una eternidad.
Leyó en la pantalla:
LOS VENDES AL BANCO AL PRECIO QUE EL BANCO QUIERA DARTE. LE ADVIERTES QUE ES UN GRAN NEGOCIO PARA EL BANCO PERO QUE SIMPATIZAS CON ELLOS. PEDIRÁS QUE TE ABRAN UNA CUENTA EN PESOS, POR EL 10% DEL TOTAL Y EL RESTO EN DOS CUENTAS IGUALES, UNA EN DOLARES Y OTRA EN EUROS.
Así lo hizo. el banquero dió las ordenes pertinentes y le ofreció un café, que fue servido en una bandeja de plata por un mozo elegantemente ataviado. Las tazas eran de porcelana y algunas galletitas le despertaron el apetito. Se sirvió con tranquilidad. Estaba comenzando a aceptar la situación. Todos los trámites fueron agilizados por el alto personero del banco, que con mucho tacto le insinuó si pensaba dedicarse a realizar algún negocio con sus bienes.
Günther esperó un momento para contestar, creyendo que iba a aparecer un mensaje de Solcyn, pero nada pasó. Así que contesto por sí mismo:
- "No. Por el momento no lo he pensado".
Finalmente llegó el instante de la despedida. Le dieron sus documentos y se despidió. (CONTINUARÁ).
domingo, agosto 15, 2010
El Elegido (segunda parte)
Y mientras pensaba esto, Günther no cesaba de acariciar los billetes.
El extraterrestre habló:
-"Günther. No estás alucinando. Los billetes no son falsos. Sí los robé, pero es imposible que lo descubran. Puedes usarlos mañana con toda tranquilidad y sin ningún cargo de conciencia. La persona que ya no los tiene, jamás se dará cuenta de ellos y además, es poseedora de miles de millones. ¿Quedas tranquilo?."
Günther, ahora sí sacó la voz y casi gritando dijo:
-"¡Sabes lo que pienso! ¡Eres telépata!"
El extraterrestre respondió en forma muy tranquila:
-"Por supuesto, pero sólo cuando lo verbalizas en tu mente. Cuando conversas contigo mismo."
Günther estaba estupefacto. Se quedó mirando al extraterrestre, aferrando los billetes por un buen tiempo. No sabía qué hacer ni qué decir.
El extraterrestre volvió a hablar:
-"Tranquilízate y descansa. Mañana comenzarémos nuestra tarea. Te lo voy a explicar ahora en forma rápida y sencilla. Más adelante te lo podré explicar mejor. Fui autorizado en mi mundo para trasladarme a tu planeta. Yo lo elegí porque creo que puedo pasarlo muy bien aquí por un tiempo. Pero la forma en que me ves ahora no la puedo mantener mucho tiempo. En cambio, no tengo ningún problema si logro mantener el contacto contigo.
Como has visto, tengo poderes como para transformarte en el hombre más rico del mundo. Sé que la riqueza material es poder aquí en tu planeta. También sé que tu estás en contra de ella. Pues bien, por eso te elegí. Mi tarea es la de destruir para siempre el poder del dinero en tu planeta y dejar establecido el poder de las virtudes que en mi planeta reinan desde hace milenios. Pero tengo que hacerlo a través tuyo. Mañana tu solucionarás tus pequeños problemas económicos. Estarás tranquilo. Eres un hombre sin mayores compromisos. Sé que tienes dos hijos y los podrás ayudar a tu gusto. También al resto de tu familia y tus amigos y conocidos. Pero en general sé que eres un hombre solo. Eso es bueno para mí, porque mi objetivo, a través de tí es apoderarme de toda la economía mundial, para luego cambiar los valores materialistas del presente, por los verdaderos valores que deben primar en todo lugar civilizado.
Todo esto es para mí una tarea muy entretenida. Es casi como un juego, un juego lícito y permitido en mi civilización. Pero para tí, que serás el único que sabrás que tu poder viene desde afuera de la Tierra, es una oportunidad única que no debes desaprovechar, no por tí, sino por toda la Humanidad terrestre que representas. Espero haber sido claro. Desde mañana estaremos comunicados telepáticamente a través de una pantalla que sólo tu podrás ver y utilizar en todo momento. Entre los dos nos pondremos de acuerdo para cumplir con nuestro objetivo común.
Te he elegido porque lo que ahora vas a hacer en la realidad, gracias a mi ayuda, primero lo soñaste y esos sueños yo los capté. Me dí cuenta entonces que podía contar contigo parta hacer efectivo lo que para mí es el disfrute de un premio. Cambiar el destino de un planeta, en este caso la Tierra, a través de uno de los terrestres. El Elegido eres tú. Acepta la tarea y ahora duerme tranquilo. El PLAN ya ha comenzado."
Gúnther estaba casi catatónico. Entendió perfectamente el discurso y se dió cuenta de la forma simple con que se le había expuesto. Pero cuando la nebulosa figura azul desapareció al terminar las breves palabras, parpadeó rápidamente y hubiera creído que se despertaba de un sueño, si no fuera por el fajo de billetes que aún retenía entre sus manos. Los guardó cuidadosamente y a pesar de todo, se dispuso a dormir.
Pero cuando se estaba arropando para hacerlo, casi saltó de la cama sorprendido. Delante de sus ojos se había desplegado una pequeña pantalla de color celeste. En ella, con letras blancas muy destacadas leyó:
BUENAS NOCHES, GÜNTHER.
Casi inconscientemente contestó mentalmente, e instantáneamente en la pantalla, ahora de un hermoso color violeta, pudo leer con claridad:
BUENAS NOCHES, SOLCYN.
Cerró los ojos. La pantalla desapareció. Suspiró largamente y se durmió.
II. El primer día
Cuando despertó lo primero que hizo Günther fue revisar su bolso. En el relucían los mil billetes. ¡No lo había soñado!La pantalla celeste se le presentó. No se asustó esta vez. Leyó:
HAZ LO QUE TIENES QUE HACER. (CONTINUARÁ).
domingo, agosto 08, 2010
El Elegido (primera parte)
Günther Köppen era un escéptico empedernido. Cuando se formó esa pequeña nube azulada frente a él, entrecerró los ojos y hasta se pasó las manos sobre ellos para hacer desaparecer ese error de su vista. Pero la nube permaneció allí.
Peor aún. La nube tomo una forma que recordaba a la de un ser humano y le habló:
- "Mi nombre es Solcyn, soy extraterrestre y te he elegido para una tarea".
El tono de la voz le resultó extraño y a la vez conocido. La extraña forma, materializada en su propio dormitorio, exactamente a las 01.00 AM, repitió la frase como si se dirigiera a un niño. Ahora reconoció la voz... ¡era la suya! Era el mismo tono de sus grabaciones para el colegio secundario, donde hacía clases de Historia.
Impávido y sin sentir temor, evaluó lo que estaba sucediendo. Las conclusiones que sacó eran muy claras. El exceso de trabajo le estaba jugando una mala pasada y lo que estaba viendo era una alucinación, ya que se daba cuenta que no era un sueño, estaba perfectamente despierto.
Bien... pensó. Probemos esta estupida alucinación. Con un gran esfuerzo de su parte y sorprendido por el debil sonido de su voz, susurró:
-"Demuéstrame que eres real".
La especie de fantasma azul que tenia delante le replicó:
-"¿Qué quieres que haga?"
No tuvo ninguna duda al solicitarle algo. Estaba endeudado hasta los pelos. Así que le dijo:
-"Pon arriba de mi cama veinte millones en billetes de veinte mil pesos".
La figura extraterrestre pareció como si cambiaba de color por un instante. Del azul transparente pareció pasar a un color plateado, casi como si fuera de acero, pero fue tan fugaz que no podria asegurar si realmente sucedió.
Lo que sí apreció, fue el pequeño bulto de billetes sobre su cama. Eran de veinte mil pesos, nuevos y correlativos. Nerviosamente constató su numeración y apreció que eran exactamente mil billetes. ¡Veinte millones de pesos! Era lo que el debía. Para ganar esa suma hubiera tenido que trabajar tres años.
Miró una y otra vez los billetes, eran reales, su textura era exactamente la de billetes nuevos y hasta sentía su particular aroma.
Ahora sí miró a ese especie de fantasma azul, tratando de centrar su vista en lo que parecía ser la cabeza de la borrosa figura, en continuo movimiento interno. Pero lo que vió no era suficiente para identificar un rostro.
No habló, sólo pensó:
-"Si no es una alucinación y estos billetes son verdaderos, ni falsos, ni robados y con ellos logre pagar todas mis deudas y tenga en mis manos los documentos respectivos, entonces sí creeré que estoy frente a un extraterrestre... (...) ". (CONTINUARÁ)