domingo, agosto 29, 2010

El Elegido (cuarta parte)

Cuando estuvo ya fuera del banco, sentado en un lugar elegante y cómodo, revisó sus documentos. Tarjetas por doquier, de color dorado. Y papeles. Leyó: cuenta en pesos: setenta millones. Cuenta en dolares: cuatrocientos cincuenta mil. Cuenta en euros: cuatrocientos veinte mil. Es decir que la tasación de los diamantes la hicieron por un millón de dolares. No tuvo que mandar un mensaje a Solcyn para darse cuenta que los diamantes costaban en realidad dos millones de dolares. ¡ Los muy ladrones! Pero no estaba mal para empezar. Es posible que pudiera pagar su desayuno esa mañana... pidió algunas delicatessen... le estaba tomando el gusto a la tarea.
No bien había acabado de tomar desayuno apareció un mensaje de Solcyn:

AHORA VENDERÁS DIAMANTES DE VERDAD. POR LA CAJA QUE TENDRÁS AL ENTRAR AL BANCO EN AMSTERDAM PEDIRÁS VEINTE MILLONES DE DOLARES. NI UNO MENOS. ACEPTARÁN.

¡Amsterdam! Por fin podría pisar nuevamente la ciudad de los mil canales. Ir al Museo Van Rijn, a la casa de Anna Frank, al museo de Rembrandt y al Museo Naval. Ver nuevamente la Centraal Station. En fin... muy agradable. Y era el comienzo de su capitalización, era evidente. ¿Cuánto sería necesario reunir para hacer colapsar a los dueños del dinero?.

La pantalla de Solcyn apareció ahora respondiéndole:

JUNTAREMOS PARA EMPEZAR CIEN VECES CIEN MIL MILLONES DE DOLARES, ES DECIR DIEZ BILLONES DE DOLARES EN LA NUMERACIÓN FRANCESA.

Günther no pudo evitar que se le abrieran los ojos de asombro. ¡Diez billones de dolares y tan sólo para empezar! Eso representaba la producción completa de los Estados Unidos en un año. Solcyn hizo gala de su telepatía:

LUEGO LO MULTIPLICAREMOS POR CIEN.

Cien años de producción de USA representaba la producción completa mundial por treinta años. Vaya... parece que Solcyn y él iban por su presa. No le extrañaría que le propusiera nuevamente multiplicar por cien. Se dio cuenta que el mundo iba a cambiar radicalmente. Coparían toda la producción, todo el comercio, toda la banca.

¿Y los gobiernos? ¿Y los ejércitos que obedecen a los gobiernos?

Comprarían a los gobiernos. Comprarían a los ejércitos. Nadie podría pagar lo que ellos pagarían. Porque el origen de su infinita riqueza no era de este mundo, no era de la Tierra. Para ellos, para los humanos, sería sólo el. Günther Köppen, el hombre más rico del mundo. El dueño del planeta.


III. Köpen Enterprises


Billetes, diamantes, oro. Minerales rarísimos. Todo lo más caro del mundo estaba a disposición de Günther. Lo cambiaba por dinero, pero con ese dinero comenzó a comprar empresas y bancos. Una tras otra fueron compradas. Compró gobiernos y compró conciencias. Y a medida que "Köppen Enterprises" se iba apoderando de las líneas aéreas, de las flotas, de las Universidades, de todo lo que fuera productivo, los precios iban siendo cada vez menores y la riqueza de las personas mayor. Es decir, donde entraba "Köppen Enterprises", desaparecía la pobreza. Y eso se debía a que la ya más poderosa empresa del mundo pagaba excelentes sueldos, vendía extremadamente barato y sostenía con subvenciones a todos los que lo necesitaban. La Fundación Köppen lanzó un programa de becas para escolares de alcance universal. Los ancianos podían descansar en las Casa de Adultos Mayores Köppen donde todo se le ofrecía sin costo alguno. Poco a poco, todas las empresas del mundo, grandes y medianas, pertenecían a "Köppen Enterprises". Solo las unifamiliares subsistían, pero sujetas al control y subsidio de alguna de las numerosa filiales del todopoderoso conglomerado omnipresente de "Köppen Enterprises". (CONCLUIRÁ).

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